"El desbordamiento de las negras aguas críticas del canal del Ajusco se ha topado con un insólito frente común de legisladores federales que han confirmado en espots propios la arrogancia, la ambición y la ignorancia del golpismo Azteca. En nada lastima ni merma al ejercicio periodístico y a la libertad de expresión lo aprobado por quienes representan en el Congreso federal a 90 por ciento de los votantes de 2006 y por la gran mayoría de las cámaras estatales que han abordado el asunto. Lo que las dos grandes televisoras defienden es el gran negocio que han venido haciendo con cargo al erario, que les permite convertir en ganancias empresariales “legítimas” el saqueo de los recursos públicos mediante contratos de publicidad política y electoral que crean escenarios falsos y percepciones tramposas y que promueven y exaltan personalidades y obras huecas e inexistentes.
En lugar de destinarse a gasto social (escuelas, hospitales, etcétera), los fondos públicos se van a las arcas de las empresas televisoras y luego sus estrellas y directivos lucen sus riquezas “bien habidas” en las revistas de frivolidades, además de que luego organizan colectas, teletones y otras formas de lavado empresarial de conciencia y de jineteos y malabares fiscales, para devolver a los pobrecitos pobres unas migajas de lo mucho que les arrebataron mediante las exacciones publicitarias de cuello blanco."
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