Escuchó
un ligero estruendo y lanzó su mirada al cielo. Un enorme avión cruzaba
entre las nubes al oscurecer dejando pequeños destellos de luz entre
las nubes grises ya apenas visibles por la penumbra de la noche que
llegaba apaciblemente, por momentos un pedazo de luna aparecía para
esconderse de nuevo jugando discreta. El niño extendió los brazos y voló
siguiendo al avión. Era un ave enorme acompañada muy abajo por una
avecita, nunca se dio cuenta de esa pequeña y alegre compañía que lo
siguió unos breves instantes.
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